Tirrena Pasta Artesanal

Vivimos una experiencia riquísima, cada plato fue un regalo para los sentidos, de entrada pedimos las polpettine napoletane y realmente fueron como en su descripción: «un abrazo del sur de Italia», suaves y aromáticas. El queso ricotta asado nos encantó por su equilibrio entre lo simple y lo especial de su mermelada de tomate uvalina, un inicio perfecto y ligero.

De los fuertes, la pasta alfredo trufada y crimini estuvo deliciosa, cremosa, aromática, con ese perfume sutil a trufa que envuelve todo y te hace cerrar los ojos al probarla, lo mejor fue la expresión de mi hija de 4 años al probarla: «que delicia de pasta mamá!». El ragú fue mi favorito, me llevó directo a la cocina de mi abuela, con ese sabor profundo y casero. Se siente la textura y el inigualable sabor de la pasta artesanal, cocinada al dente. El risotto de setas, muy rico también, cremoso y equilibrado.

Para cerrar, el affogato al cioccolato fue el final perfecto: esa mezcla de lo frío y lo caliente, del café amargo sobre el caramelo, con el chocolate y el helado, delicioso, un abrazo dulce que cierra como dice el dicho, «barriguita llena, corazón contento» . Adicionalmente, mi papá estaba de cumpleaños y de la casa lo festejaron con unos riquísimos raviolis fritos rellenos de nutella y banano con helado.

Gracias por tanta dedicación, por cocinar con alma y hacer que cada detalle se sienta cuidado. Una experiencia que va más allá del sabor, porque también alimenta el espíritu.